En los próximos días, puede que sientas tu mente más práctica, centrada… ¡y hasta un poco terca! Esto se debe a que Mercurio ingresó hoy en Tauro, a las 9:15 a.m. Este tránsito aporta una energía más firme y tranquila a nuestras ideas y conversaciones.
Mientras que en otros signos Mercurio puede acelerar el pensamiento o agitar los diálogos, en Tauro pisa el freno. Pero eso no es algo negativo. Al contrario: es una oportunidad para pensar con calma, reflexionar con profundidad y tomar decisiones con los pies bien puestos sobre la tierra.
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Mercurio en Tauro y sus influencias
Razonamiento más estable
Con Mercurio en Tauro, la mente gana en estabilidad y concentración. Es un excelente momento para estudios prolongados o actividades que requieren constancia y foco. Aunque cueste un poco más asimilar ideas nuevas, una vez aprendidas, quedan bien grabadas. Enfócate en aquello que realmente te interese y que te pueda aportar beneficios duraderos. Es una fase ideal para cursos, especializaciones o aprender algo útil a largo plazo.
Comunicación directa y con los pies en la tierra
Durante este tránsito, las conversaciones tienden a ser más objetivas y concretas. Nada de rodeos ni ideas descabelladas: aquí se habla claro y con argumentos firmes. Además, es común que las personas piensen bien antes de opinar o dar una respuesta.
Cuidado con la terquedad
No todo es color de rosa. Esta energía también puede generar resistencia al cambio de opinión. Si estás muy aferrado a una idea, puede que te cueste considerar otros puntos de vista. Intenta mantener la mente abierta, incluso si no es tan fácil durante este periodo.
Buen momento para poner ideas en práctica
Aprovecha esta fase para organizar tus finanzas, planear a largo plazo y cuidar de tu seguridad material. Como Tauro está profundamente conectado con la estabilidad, es un momento propicio para pensar en el futuro con más claridad y estructurar proyectos con paciencia. Es tiempo de sembrar con calma para cosechar con certeza.
Mercurio en Tauro es una invitación a pensar con calma, pero con propósito. En vez de correr tras respuestas inmediatas, lo mejor es confiar en la constancia del día a día. Así, encuentras el equilibrio entre mente y materia, y tomas decisiones más firmes, seguras y conscientes.